Formación para la digitalización de las empresas.

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Existe unos principios que señalan que todo lo que se pueda digitalizar se digitalizará, todo lo que se pueda automatizar se automatizará, y todo lo que se pueda conectar se conectará. Y todo ello conducen a una sociedad digital, hiperconectada, automatizada y globalizada, con herramientas como Big Data, Bockchain, Internet of Things, Cloud, Inteligencia Artificial, Robótica, o Biometría. Por ello, los ciudadanos utilizaremos facilitadores digitales como las redes de banda ancha, la nube, business intelligence, robots, drones, servicios de ubicación, tecnología Blockchain, y dispositivos móviles.

Actualmente, una de las principales fortalezas de la economía española es el nivel de estudios superiores de los jóvenes, aunque resulta preocupante el porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que han abandonado el sistema educativo, no participa en ningún tipo de formación, no tiene trabajo, y tampoco lo busca activamente. Es decir, un porcentaje muy elevado de población tiene niveles bajos de educación, no recibe formación y no cuenta con experiencia laboral.

En los próximos años, la competencia por el talento digital será creciente, dentro de un mercado laboral que cambiará de un modo radical a medida que se van implantando las tecnologías, provocando un desfase y una gran cantidad de puestos de trabajo sin cubrir. No se puede seguir formando para un mundo que ya no existe.  Por ello, los profesores deben aprender y enseñar tecnologías TICs, competencias y disciplinas tecnológicas como programación o robótica, y aprovechar el auge de STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

De un modo general, y relacionado con el mercado laboral, existen varios tipos de formación:

-Formación antes de trabajar, desde el sistema educativo, pasando por la FP o la educación superior.

-Formación dentro del mercado laboral, para mantener el puesto y ser más productivo.

-Cursos para la reincorporación al mercado laboral en caso de pérdida del empleo.

– Formación al término de la vida laboral.

Se debe prestar especial atención a la formación continua y permanente dentro de las empresas que permita a los empleados estar actualizados en las TICs, con el fin de que con su desempeño cubran las nuevas demandas de profesionales. Por ello, la formación no solo debe transmitir conocimiento, sino ayudar al trabajador a que adapte de un modo eficiente al cambio futuro.

Ante esta situación, se debe potenciar todo tipo de políticas activas de formación, incluyendo el elearning, realizar un seguimiento de los sectores en los que la digitalización sea un instrumento básico para la mejora de la productividad, bajar el IVA (al 4%) para los contenidos formativos y educativos, poner en marcha un observatorio específico del empleo digital, que sea transversal a todos los sectores productivos.

Al mismo tiempo, se debe reformular la formación profesional (FP) y la formación universitaria, para disminuir la brecha entre la demanda de las empresas y la oferta de profesionales procedente del sistema educativo español. Se necesita dar una respuesta formativa rápida a las necesidades que identifiquen los sectores productivos en el ámbito tecnológico y digital, tomando como referencia modelos como el de Alemania.