El Certificado de Profesionalidad se ha constituido, pues ya es una realidad, como el eje vertebrador en el proceso de acreditación de competencias de nuestros trabajadores y trabajadoras; ya sean ocupados o desocupados, trabajadores por cuenta ajena o por cuenta propia; titulados superiores o graduados en secundaria…
Y en el proceso de planificación, ejecución y evaluación de las acciones formativas conducentes a Certificados de Profesionalidad es preciso mantener unos criterios de seguimiento y control propios de la enseñanza reglada, que dotan al Certificado de un “empaque académico” que hasta la fecha no existía de manera normalizada en la Formación Profesional para el Empleo.
Los centros y entidades que trabajen con Certificados de Profesionalidad deben tener en cuenta multitud de aspectos: expertos docentes, requisitos de equipamientos e instalaciones, requisitos de acceso del alumnado, comunicaciones en fecha y forma a la administración… y planificación y realización de la evaluación de cada una de las Unidades Formativas del certificado.
Es en este aspecto en el que quiero centrar mi intervención, pues la evaluación de los módulos formativos que componen un Certificado de Profesionalidad (CdP) es esencial y se constituye como el elemento culmen del proceso de enseñanza aprendizaje de los CdP.
Sin la evaluación, por parte de expertos debidamente autorizados en base a los criterios establecidos en los reales decretos de que se trate en cada caso, no hay posibilidad de obtener un CdP a través de una acción formativa planificada conforme a la norma de referencia (otra cosa son los procesos de reconocimiento de competencias que no son objeto de esta intervención -vías no formales-).
Y es este proceso de evaluación el que “obliga” al centro de formación a disponer de una Red de Centros acreditados con la dimensión óptima para atender a su alumnado. Máxime en los CdP impartidos bajo la modalidad de teleformación; en los que, con independencia del “peso” de la formación presencial, las sesiones de evaluación han de ser presenciales, en centros acreditados y planificadas con antelación suficiente para conocimiento de la administración competente.
Por tanto, y de manera especial para entidades que promueven CdP en modalidad teleformación, la generación de Red de Centros debe ser una estrategia clave, como la búsqueda de empresas en las que realizar el módulo de prácticas profesionales no laborales y la de expertos debidamente acreditados y en disposición de participar en las sesiones de evaluación y/o presenciales que correspondan a cada CdP y en cada centro.
Y si la Red de Centros es adecuada, los tres elementos indicados en el párrafo anterior (centros acreditados, empresas para la realización del módulo de prácticas profesionales y expertos) se resolverán de inmediato; y en el caso de M2 Formación “a golpe de click”.
M2 Formación ofrece a sus usuarios la posibilidad de contar con centros acreditados que aporten valor al proceso de enseñanza aprendizaje del CdP y cubran cualquier escenario de necesidad de centros en cualquier lugar y para cualquier CdP.
Autor: José Amador Sánchez